Creo que ya he comentado en alguna ocasión que si haces lo que los demás, llegarás a formar parte de esa masa común que se deja llevar por la inercia.
Párate a pensar: llevas toda la vida haciendo lo que se supone que debes hacer… y ¿qué has conseguido?
No me malinterpretes. Cada logro en tu vida tiene todo el mérito del mundo. Pero sé crítico contigo mismo: cada logro es muy similar al logro conseguido por el común de los mortales. Somo s legión… La inercia, otra vez.
Cambiemos el paso. Hagamos las cosas de manera diferente:
“Lee mucho, y vivirás como pocos”.
Habla con la gente que te rodea. Y, a la vez, cuestiónate su existencia… no sin antes cuestionarte la tuya, claro. ¿Qué logos? ¿Qué éxitos? ¿Qué fortuna? ¿Qué meritos?
Casi todos iguales. O parecido. Y fíjate, en sus costumbres:
¿Ven la TV o leen?… ¿Qué leen?… Verás que la TV no me interesa demasiado. No digo que no tenga un 1% de interés… pero ante un libro… Libro 10, TV 0. Goleada.
¿Les forman o se forman?… ¿En qué se forman?…
¿Viven o sobreviven?…
¿Ahorran o no?
¿Invierten?
…
Y si te has hecho antes las mismas preguntas… y has sido un poco auto crítico… verás que no hay demasiada diferencia…
Por eso hay que cambiar el paso… porque si no lo cambias, la inercia te arrastrará.
Lee.
Fórmate.
Vive.
Ahorra.
Invierte.
Si nos fijamos en los tres pilares de la (f)independencia, en esos tres ámbitos hay que cambiar el paso:
En el ámbito de las habilidades técnicas, lee, mantente informado, se voraz con la información y estate a la última… ¿Cuál es la tendencia?¿qué viene?¿qué sé vá?. Adáptate y asume nuevos retos. “Nadie nace aprendido”. Asume el reto de poder encontrarte con algo que te guste o te sorprenda… porque si no lo haces, seguirás exactamente como estás. Saca tiempo, es el precio. Y no dejaré de decir que el tiempo es lo más valioso del mundo. Más que el dinero, no lo dudes. Así que es un alto precio, pero verás que merece la pena.
En el ámbito de las habilidades interpersonales, más de lo mismo. No dejes de aprender. Y experimenta: ahí fuera está el mejor laboratorio del mundo para experimentar en este campo. Sé de esas personas que hacen pro recordar los nombres, que estrechan la mano con decisión, que miran a los ojos, que sabes decir “no lo sé” pero que luego son ávidas a la hora de tapar esa carencia. Aprende a hablar en público. Y habla en público. Una vez más nadie nace aprendido. Esto que suena tan ambicioso, puede ser tan sencillo como una imitación. Busca un discurso que te guste, y visualízalo una y otra vez. Apréndetelo. Y luego, hazlo tuyo. Moldéalo para decir lo que tú quieres. Muchas expresiones verás que servirán. Así, poco a poco, podrás pasar de ser un mero hablador, a conseguir transmitir lo que piensas. Y ahí hay un salto cualitativo muy importante. Y con este poder (que lo es), podrás negociar con otro punto de vista.
En el ámbito financiero… ¡adivinaste! Más de lo mismo. Deja de hacer lo que todo el mundo, que ricos no hay tantos, y por algo será. Primero aprende, y luego pon en práctica. Selecciona muy bien de quién aprender, porque como te digo, ricos no somos muchos. Pero la mayoría de los que lo somos no es por casualidad. Aprende las reglas del dinero y su funcionamiento, que te digo desde ya que no son demasiado conocidas. Y haz lo que pocos hacen como pocos lo hacen: ahorra e invierte. Largo plazo. Olvida el dinero rápido. No digo que no exista, pero es una de esas reglas que “el dinero que rápido viene, rápido se va”. Compra barato y vende caro. Así de simple. ¿Cómo? Pues si te estás formulando esta pregunta, la respuesta la tienes en el título de esta entrada. Cambia el paso: compra cuando todos venden. Y… sencillamente… intenta no vender nunca. Un rico de verdad, como es Warren Buffet, es lo que dice hasta la saciedad…
Sé que ésta es una entrada densa. Lo es. Puede que no arroje demasiada luz sobre “cómo” llevar a cabo todo esto. Caso seguro. Me quedaré con una respuesta que me des: ¿te he convencido de que si haces las cosas como el resto, obtendrás sus mismos resultados?
Así que llegado a este punto, puedes hacer dos cosas: seguir al paso que marca el pelotón… o cambiar el paso.
Lo único que hay que tener es coraje. Cambia el paso.