En muchas de las conversaciones que he mantenido (y mantengo) con los buscadores de Independencia Financiera, hay un patrón que se repite: casi todos ellos tienen en su haber una lección aprendida y, en muchos casos, grabada a fuego vía un fracaso estrepitoso. Algunos pusieron “toda la carne en el asador”, al mismo tiempo, y en un único sitio. Otros, todavía más impacientes, empezaron en el mundo del trading y el subidón de adrenalina fue inversamente proporcional al saldo de su cuenta corriente. Muchos, se dejaron aconsejar por un banco que en su lista de objetivos tenía la venta de participaciones preferentes, o la completa contratación de una partida monetaria de un fondo de inversión que váyase Vd. A saber cómo se gestiona y qué tiene dentro.
Y después del batacazo, llegó la sensatez. Nada como aprender con un error sufrido en las propias carnes. A estas alturas, lo considero un mal incluso necesario. Una lección que aprender con la experiencia propia y, por la que hay que pasar casi necesariamente. Y en este punto pueden pasar dos cosas: que los escaldados se alejen definitivamente del malísimo mercado qu les quitó lo que era suyo. O que aprovechen la enseñanza y asuman las lecciones aprendidas: que el corto plazo no existe (o no es como nos lo han contado), que la desgastada frase de la diversificación resulta que es verdad, que es mejor aprender la teoría y luego lanzarse a la práctica (y no al revés), o incluso preguntarse por qué hacemos caso de consejos infundados que echando la vista atrás huelen a “cómo nos vamos a equivocar si somos ciento y la madre”.. y “si yo estoy en esto, nos equivocamos juntos y así nadie es menos que nadie”.
No se me malinterprete: no son errores. Son lecciones aprendidas. Son cosas que pasan “por probar”. Y como he dicho, mejor que hayan sucedido si su análisis luego nos ha orientado y ha permitido corregir el rumbo de alguna manera.
Y a poco que se analice el resultado (que si la primera vez fue bueno, lo único que provocó fue que se pusiese más carne en el asador, posponiendo y haciendo el desastre un poco mayor), casi seguro que se llegó a algunas conclusiones rápidas:
Una, que los experimentos, mejor con gaseosa. Que la tecnología hoy lo permite, pero somos por naturaleza impacientes, y queremos resultados “ya”. Qué sí, que “Pepe” se forró en un abrir y cerrar de ojos, pero a él misteriosamente no le pasaron ninguna de estas cosas… (¡qué raro!… Mmmmm… ¿Puede ser que “Pepe” estuviera ya algo forrado?…)
Y dos, la lección más importante: que la cuantificación del éxito o del fracaso no se mide en €uros. Se mide en %. Y para el experimento de constatar que he perdido un 7%, me bastaba con haber puesto 100€… y no el pastizal que antes del batacazo casi que me iba a jubilar anticipadamente.
Las fluctuaciones es contraproducente medirlas en €uros. Desde el principio. Las cifras cerradas en un entorno variable, casi que serían bienvenidas, pero no es gratuito que los bancos, los brokers, etc., etc., refieran todo a un tanto por ciento (%)…
El ejemplo de los 100€ nos vale para ilustrar todo esto muy rápidamente si se pone en contraposición con esos 6000 (por decir algo) que nos recomendaros que era el mínimo para obtener un resultado visible:
Mi primera operación: (sea cual fuere) pérdida de un 7%…
Con mi gaseosa (100€): 7€
Con la misma inversión con la que empezó “Pepe”, el que se forró: (6000€): 420€
Dos datos en €uros. Un único dato en %.
Ya, ¿pero y si la operación hubiera tenido el resultado opuesto?…
Dos datos en €uros. Un único dato en %… y para la segunda o tercera operación pude que esos 6000€ de partida ya fueran más… Aplica aquí eso de “… más dura será la caída”… Seguro que alguno, al leerme, se siente identificado. ¡Qué bueno hubiese sido un batacazo a la primera!
En cualquier caso, espero que a estas alturas (y si te dejas caer por aquí es probable que tu rumbo ya sea otro) todos tus cálculos los realices con un % en la cabeza. Pensar en valores absolutos puede ser contraproducente. Porque seguro que ya has comprobado que -si tu plan financiero ya tiene algunos cuantos ceros (por el lado que deben estar, claro)- pequeñas fluctuaciones en %, producen unas variaciones en €uros que hace algunos años no podías ni concebir. (¡¡¡Oh, un inversor que habla de AÑOS!!!)
Y una sola jornada, con una variación de un % “interesante”, refleja una alza o una baja en € de.. ¿más de lo que ganas al mes?… Así, como suena.
Si todavía no has tenido está sensación, sigue tu plan de independencia financiera, es cuestión de tiempo.
Y si ya la has tenido, y la aceptas como normal… ¡enhorabuena!, ¡estás más cerca de ser (f)independiente!
Buenos días Fansworth,
Como viene siendo habitual, tus posts nos hacen pensar (Vaya!, con todo lo que tengo que hacer, jaja).
En este caso, todo lo que mencionas, como: experimentar en bolsa, impaciencia, «Pepe» que se forra, jugarse los ahorros a un único valor, etc. me han traído inmediatamente a la cabeza un video (https://www.youtube.com/watch?v=lxKH7mhOdSo) de inversorbolsa, otro blog que suelo visitar, y que tuve la oportunidad de ver hace ya un tiempo. En él me ví reflejado en el acto; se llama «Los pollos en bolsa» y es muy ilustrativo de una realidad que afecta y/o ha afectado a muchas personas, entre las que me cuento. Os recomiendo su visualización.
Por otra parte, y gracias a un amigo común que me abrió los ojos demostrándome que mientras juguemos con las reglas que nos imponen bancos, brókers, algunos medios de comunicación, etc. siempre saldremos escaldados, y que es posible jugar con otras reglas, he podido transformar en «lecciones aprendidas» mis pasados batacazos.
A partir de entonces, he asimilado conceptos básicos que son los que marcan la diferencia y que me han quedado grabados a fuego, como: largo plazo, constancia, diversificación, reinversión, interés compuesto, etc. que, en conjunto, te hacen inmune a los vaivenes del mercado y a la corriente de pensamiento de quienes pretenden dirigir los actos de los «pollos» (para finalmente desplumarlos).
Y en esas estamos, pasito a pasito, en el camino a la (f)independencia. Y si entretanto «Pepe» se forra, pues mejor para él !!!
Un saludo.
Hola Machete,
Muchas gracias por tu comentario. El que no haya sido “pollo” por lo menos una vez… que tire la primera piedra. No encuentro mejor definición que la que expones: “lecciones aprendidas”. Y para gloria de la humanidad, así debe ser: se aprende más de la equivocación, no me cabe la menor duda. Si lees la entrada de los monos, verás que lo curioso de este mundillo, es que aunque no nos demos cuenta, somos como los monos, porque (aunque no seamos del todo conscientes) sólo algunos son los que controlan el experimento y sus parámetros. Se trata entonces de ser consciente de que uno es mono, aceptarlo y tener conciencia del entorno, porque no me cabe duda de que hay intereses ocultos.
Desafortunadamente siento comunicarte que yo creo que el experimento no es nuestro, y un cambio fiscal, nos cambia el cubo de agua por una llamarada… y la cosa se complica. Si los monos no son alimentados, tarde o temprano alguno tendrá que subir… aunque digo yo que algún mono será capaz de pensar que si se moja con el agua de los chaparrones anteriores podrá aguantar las brasas… y una vez haya accedido a los plátanos, tal vez pueda adaptarse al nuevo escenario…tal vez utilizando también las pieles de los plátanos.
Unos ponen las reglas. Otros nos adaptamos… pero lo primero es eso, ser consciente de que somos monos… ¡o pollos!
Un placer tenerte por aquí. Bienvenido.
Hola Fansworth,
y peor, en una jornada ha llegado a depreciarse la cartera más de mis gastos anuales o en una semana los gastos de 3 años. Si lo ves de esa manera te asustas, si lo ves como una bajada del -X% ves lo ved como lo que es, algo que puede suceder perfectamente.
La fuerza mental se va forjando poco a poco con el paso de los años,o eso, o no tengo sangre por las venas.
Saludos.
Hola IF Roberto Carlos,
«La fuerza mental se va forjando poco a poco con el paso de los años»… esta frase delta un laaaaargo recorrido. ¿Me equivoco?
Desde los 20 años, ahora con 41 algunas cosas he visto.