“Sé frugal”. Supongo que no es la primera vez que lees esto en ti búsqueda de la independencia financiera. Buen consejo. Pero ambiguo.
“Sé frugal” puede derivar en quitarse algunos caprichos superfluos. O puede convertirte en el mayor roñoso del mundo.
Como en todo, en la media hallaremos la virtud. En ese “ni tanto ni tan calvo” que tantas veces hemos oído.
Está claro, que cuanto más se siembre, mayor debería de ser la cosecha. Pero esa “siembra”, significa sacrificio. Significa no caer en la tentación… con tanta frecuencia.
Y la mejor manera de no caer en la tentación es evitarla. Vivimos en un mundo muy consumista, la tentación vive arriba… abajo, a un lado, al otro… está en el aire mismo y tiene el don de la ubicuidad.
Y tú en medio… como una súper estrella bajo los focos…
Esto empieza a no sonar tan bien si te lo muestro como que eres el objeto de deseo, sí, pero de miles, de tal vez millones de campañas de publicidad y marketing que gracias a las nuevas tecnologías, a la movilidad, al modo de vida, en fin, del siglo XXI, forman parte de tu vida.
Sólo se pretende un objetivo. ¡Compra! Satisface ese impulso adquisitivo… y llévate eso de lo que te he convencido (lees bien, tú no estás convencido, en muchas ocasiones te lo han vendido, ni siquiera sabías que lo necesitabas)… y que será lo mejora que tengas hasta que dentro de pocos minutos aparezca otra cosa que apetezca… o la misma, ligeramente mejorada…
El marketing digital ha “nicotinizado” nuestro hábito de compra. Los fumadores me entenderán bien. La última compra realizada, cae en el olvido rápidamente… e incluso en el desuso… pero ya tenemos el “mono” de la siguiente…
Y nos lo ponen MUY fácil. (La “compra en un click” de Amazon, es una obra maestra. Un chute de “compramina” en toda regla.)
Y luego entra en juego la estrategia de las marcas, auténticas promotoras de nuestra infelicidad: en el momento en que realizas tú compra, ellas ya tienen a punto la siguiente versión de tu producto. Con ese pequeño cambio que te hará envidiar lo que viene. Y así, lejos de satisfacerte y hacerte más feliz, su objetivo es convertirte en consumidor compulsivo. Un envidioso perenne. Un eterno infeliz. Eres un auténtico “yonki” de las compras.
Pro no te equivoques. Que los negocios son así. Las empresas no son hermanitas de la caridad. Se crean para satisfacer egos y hacer dinero. También dan trabajo a muchísimas personas, y generan beneficios y dividendos. Y es verdad que producen productos o prestan servicios que consumimos. Piénsalo bien. Y reflexiona sobre lo siguiente: en todo el proceso escalofriante que te he contado… ¿quién tiene la decisión final? ¿Quién es capaz de cambiar el final del proceso? No te sientas víctima. Eres el culpable.
Ahora retomo el título de esta entrada: “Sé frugal”. Y cobra sentido. Quien algo quiere, algo le cuesta. Y en este caso esta frase debe interpretarse de otra manera, porque lo único que requiere vencer a la tentación es un pequeño esfuerzo.
Qué gran verdad es eso de que en algunas ocasiones “menos es más”. Creo que podría escribir todo un libro sobre este tópico. Sobre cómo, cuándo, dónde y porqué se compra. Sobre como caemos en la tentación. Sobre cómo nos hacen caer. Sobre cómo nos hacen un poco más infelices, más envidiosos, más consumistas, más frívolos… todo eso sin darnos cuenta… y encima nos cuesta dinero
Será un logro personal si vences la tentación, si te apeas de esa rueda… Casi imposible. Sería ya una gran victoria si simplemente amortizas más todo lo que adquieres… Es otra manera de Cambiar el paso.
Y, no lo dudes, ese gasto que te quitas, que en muchas ocasiones será algo más que El valor de una noche de tapeo, puede llegar a hacerte un poco más (f)independiente.