Creo que no desvelo nada nuevo si digo que dese hace ya bastante tiempo, el consumismo se ha instalado en nuestras vidas. Un consumismo que va más alla de las posibilidades de muchos y que nos hace “compradictos”.
Esta actitud (que no deja de serlo), es uno de los peores enemigos de la creación de riqueza: el impulso es constante… casi tanto como el estímulo que recibimos constantemente, por numerosas vías, incitándonos a comprar. Es difícil escapar.
Hasta aquí, lo que podríamos considerar como “factor externo”. Pero no nos eximamos de la culpa: hay un factor interno del que nosotros somos completamente responsables y que es el que cierra el círculo perfecto para la destrucción de riqueza. No es otra cosa que nuestro propio ego.
Si bien creo que el “amor propio” es un alimento fundamental del ego, resulta curioso observar como en muchas ocasiones dejamos que el ego se alimente básicamente de apreciaciones de los demás. Preferimos la mirada del otro, antes que la nuestra… Y eso, en muchos casos, cierra, como he dicho antes, un círculo de destrucción de riqueza.
No se me malinterprete: el ego es un motor muy poderoso de creación de riqueza, pero creo más bien que esos grandes egos motores no son fácilmente influenciables por la opinión de terceras personas.
Sin embargo, es cada vez más fácil encontrar muchos de esos egos más pendientes de la opinión de otros que de la suya propia, en una necesidad constante de ser aprobados, de necesitar un estímulo externo, de necesitar experimentar que están siendo vistos y a la vez, necesitar ser vistos de manera diferente a la última vez… (y las redes sociales, aparte de ser un excelente medio de comunicación, también pueden servir para esto… y tristemente, en ocasiones, sólo para esto…)
Es ese “ver y ser visto” que se contrapone a esa discreción de quien realmente merecería ser visto… y al que si le sumamos que en la mayoría de los casos, al resto del mundo (salvo esas contadas excepciones que se cuentan con los dedos de una mano), le importamos un soberano pito… deberían abrirnos los ojos y alejarnos de ese patrón de conducta, que como he dicho al principio, nos aleja de la generación de riqueza.
Y de la (f)independencia.
Hola.
Será cuestión de interiorizar la frase de Emile H. Gauvreay que pusiste hace algunas entradas (“Hemos construido un sistema que nos persuade a gastar el dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos para crear impresiones que no durarán en personas que no nos importan”)…
Y… es verdad… el ego tiene ese «reverso tenebroso» de que tiende a requerir la aprobación de otros… Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra… aunque en mi caso, tengo que reconocer que hay un antes y un después de conocer a Fansworth (no es peloteo, es simplemente verdad). Y, puede sonar raro, pero ahora mi vida es… más discreta…
Fansworth no lo ha escrito por aquí, pero (espero que me permita parafrasearle) una de las cosas que también le he escuchado es que «La discreción paga un dividendo a largo plazo, invisible, pero con un valor incalculable»…
La esclavitud no se abolió, sigue viva entre nosotros, ahora somos esclavos del dinero, dinero que los ricos depositan en nuestras vidas para que se lo devolvamos comprando objetos, innecesarios muchas veces pero que nos hacen «felices», el caso es que nos metemos en esa carrera de la rata hasta que salimos disparados de la rueda y nos estrellamos contra el muro de la realidad sin darnos cuenta de que así no pensamos de forma racional e inteligente, tan obsesos como estamos en ganar y poseer más y más, la vida nos pasa por delante en un suspiro y nosotros sin enterarnos. Seguramente es lo que quieren…….
Hola Toquisa,
Me he gustado mucho tu comentario. Muy… visual. Es verdad: convertirnos en poseedores de cosas nos ata a ellas y en cierto modo nos esclaviza.
«Ganar y poseer más» es un sentimiento difícil de combatir. Está en la naturaleza humana. Y también lo está la estupidez de querer aparentar que se ha ganado y se posee cuando realmente no es del todo cierto. El crédito puede asemejar a ricos y pobres, con sus pros, y sus contras. Bien entendido, puede proporcionar acceso a bienes necesarios a quien de otra manera no tiene ese acceso. Mal entendido, puede llevar a presumir de infinidad de cosas «a pagar»… hasta que efectivamente aparece ese muro de la realidad que tan gráficamente has descrito.
Y es verdad que la vida se pasa en un suspiro… y por eso es mejora pasarla de la mejor manera. Si te soy sincero, eso de renunciar a todo en pos de una vida plena… no sé, suena demasiado idealista… Si enferma un hijo, mejor poder poner todo lo que hay a nuestro alcance. Y no sólo por eso, sino porque poder dejar de trabajar en algún momento y no encontrarse un abismo justo delante es una recompensa. Puede que ni siquiera lleguemos a eso… pero… ¿y si llega?
Gracias por tu comentario. ¡Y bienvenid@!
Afortunadamente en internet y redes sociales también estamos nosotros, esta nuestra comunidad, que ayuda a ir en la dirección contraria, aquella que ahorra e invierte para ir poco a poco pasando del lado de los pobres esclavos consumistas al lado de aquellos que posseen los medios de producción. En realidad la bolsa es la manera más democrática de acceder al capitalismo, es un gran crowdfunding regulado. E internet es el camino directo hacia donde uno decida. Por suerte para consumir internet aún es necesario buscar qué queremos consultar, no como la televisión, así que está en nuestra mano buscar cosas inteligentes o bazofia.
Hola MuchoInvertir,
…»la bolsa es la manera más democrática de acceder al capitalismo»… Esto… ¿lo enseñan en algún lado?. Porque si la respuesta es «No»… deberíamos hacérnoslo mirar.
Hay oportunidades y querer es poder… No sé si te ha pasado, pero parece que a las personas les sienta mal que les digas que eres «inversor»… cuando es una opción abierta a todos (bueno vale, a casi todos). Pero la gente siempre asocia lo de «inversor» a «mucho dinero»… (bueno vale, casi siempre). Y tampoco es verdad.
Pero los que pensamos así, resulta que somos todos autodidactas, y no empezamos con demasiado dinero… (bueno vale, casi todos).
Gracias por tu comentario.