«Las aguas tranquilas no hacen buenos marineros» es una entrada escrita por Ernesto Bettschen.
Creo que una vez más, los mercados nos están enseñando su lado más irracional. El tsunami demoledor que parecía estarse formando en marzo, apenas tres meses más tarde sólo ha sido una ola más o menos grande que ha suspendido algunos dividendos y realizado una corrección en las cotizaciones… Bastante moderada, a mi parecer. No digo que no sea nada. Simplemente digo que aparentemente (y no está dicha la ultima palabra) no ha sido para tanto.
Pero… ¿esto es real? ¿Están reflejando los mercados la realidad de lo que realmente está pasando? Y lo más preocupante: ¿han reflejado ya lo que está por pasar?
Creo que basta con hacer un análisis simple, para darnos cuenta de que esto no es así. Que los mejores barcos sigan a flote, no significa que muchas embarcaciones menores no se hayan quedado por el camino, devoradas por la tormenta. Y por cada embarcación, muchos tripulantes. Y por cada tripulante, tal vez familias enteras que sufren su pérdida.
Y con esta situación, el largo plazo… Todavía más preocupante.
El cóctel es explosivo: todavía no habíamos terminado de achicar el agua de la tormenta de 2008, cuando se vuelve a abrir una nueva vía de agua que vuelve a lastrar las cifras del progreso. Cada vez más gente está en estado de necesitar ayuda.
Esto que pasa hoy es demoledor para el largo plazo: si ya está encima de mesa la insostenibilidad del sistema de pensiones, la merma en las cotizaciones de la gente que pierde su trabajo ahora agrava mucho el problema. Los escollos en la ruta tienen nombre de tasa: tasa de dependencia (ratio de los que cotizamos para pagar las pensiones vs los que ya son consumidores de una pensión) y tasa de sustitución (la diferencia de lo que un pensionista cobra con respecto a su último sueldo).
No pinta bien: en cuanto a la tasa de dependencia, a cada pensionista le pagan entre dos trabajadores y medio, con una tendencia descendente desde hace tiempo. En cuanto a la de dependencia, actualmente está cerca del 80%, pero con previsión de caer hasta el 50%, que es por donde se mueve la media europea).
Póngase en la coctelera también el resto de ingredientes: los “baby boomers”, que aportan a esta compleja ecuación 2 explosivos: son la generación más numerosa (la banda más ancha de la pirámide de población y resulta también que una parte importante de ellos se mueven en unas bandas de cotización altas (ganan más y pagan más al sistema). Llegarán todos juntitos a cobrar la pensión sobre el 2040… Pero, ¿qué pasará entonces, cuando esta masa de gente pase a ser demandante de la pensión? Se supone que deberán cobrar todos y además cobrar pensiones de acuerdo con lo que ahora están aportando… Las cuentas no salen, y si encima parte de ellos pierden con esta tormenta su trabajo y dejan de cotizar… menos todavía.
Puede ser muy frustrante (y creo que lo será) tratar de llegar a tierra, en un bote que hace aguas, achicando por el camino… para comprobar que la isla a la que llegamos también se está hundiendo.
Pero con esto no quiero ser alarmista. Simplemente dar mi punto de vista sobre una preocupación que yo llevo tiempo intentando gestionar a mi manera. Y me preocupa también que mucha gente no tenga la misma preocupación que yo… porque tal vez estén pensando que cuando llegue el momento ya verán…o que “pasará algo” (¿mágico?, ¿necesariamente positivo?, ¿exclusivamente para ellos?), o que tal vez piensen que el mundo les debe algo… y que en algún momento hará por pagar.
Si este es tu caso, siento decírtelo tan directamente… pero… El mundo no te debe nada.
Así que lo que no hagas tú, nada ni nadie te lo va a solucionar. Ni ahora, ni en el futuro. Y si quieres que la palabra futuro tenga todas sus letras… ¿qué vas a hacer HOY para que esto sea así? Hoy es hoy. Mañana ya es tarde.
“Las aguas tranquilas no hacen buenos marineros”, así que si no te ha pillado esta tormenta, no bajes la guardia, no vaya a ser que llegues una isla que, aunque ahora no lo veas, resulta que se está hundiendo.