«Rebalanceo» es una entrada escrita por Ernesto Bettschen.
Como muchos de vosotros sabréis, desde hace ya unos cuantos años gestiono una cartera Boglehead.
Decir “gestiono” me resulta un poco raro, porque la verdad es que gestionar, lo que se dice gestionar, gestiono poco… Siendo sincero, diré que me lleva… un ratito… ¡al año!
Y como no quiero dejar de ser un poco metódico, esa gestión la suelo realizar el día de San Ernesto, que es el 7 de Noviembre. ¿Por qué esa fecha? Pues porque es exactamente como cualquier otra, sólo que lleva mi nombre. 😉
Y vuelvo a ser sincero: metódico… pero tengo que confesar que a veces, por no encontrar un rato en el que sentarme tranquilamente, me retraso algún día.
Así de trepidante es la “gestión” de mi cartera: un rato al año. Os podéis imaginar, que el resto de año, lo que hago es… nada. Confesaré que hay ocasiones en que accedo a la posición y veo con sorpresa que llevaba sin mirarlo más de un mes… a veces incluso dos.
Y precisamente, desde mi punto de vista inversor, de eso se trata: de tener un esquema inversor que me robe muy poco tiempo, que no me obligue a gestionar y que proporcione un rendimiento aceptable.
En esta cartera no hay análisis técnico, ni selección de valores, ni “timing” de mercado, ni rotación de posiciones, ni análisis de empresas… No me cabe la menor duda de que es la forma más aburrida de inversión que hay. Pero esto, a efectos de rendimiento, resulta bastante beneficioso.
En contraposición a esta inactividad por mi parte, diré que el propio mercado es quien realiza toda la gestión, casi en tiempo real. Cada día, los fondos indexados, con todos los activos que incorporan, se restructuran internamente, cambia su cotización, hay empresas que entran y salen de los índices, cambia el peso de cada una de las empresas que conforman el índice.
Y yo sin hacer nada.
Al final, resumiré toda mi gestión en realizar un seguimiento periódico, y realizar un rebalanceo anual. Sólo si alguno de los 6 fondos que conforman mi cartera se desvía un 5% de su valor objetivo, fuerzo un rebalanceo (adicional al rebalanceo que llevo a cabo anualmente).
El rebalanceo es muy automático. Tampoco aquí tengo que hacer ningún tipo de análisis. Básicamente (tanto en el rebalanceo anual, como en el caso de que haya habido esa desviación del 5% arriba o abajo) se trata de reajustar las desviaciones que haya habido a su valor objetivo.
Si nuestra edad indica que deberíamos tener un 65% de renta variable y ésta ha crecido hasta ponderar un 67%, debemos traspasar ese 3% de exceso de nuevo a la parte de renta fija. Y eso lo haremos traspasando la parte que corresponda a cada fondo, también según los tengamos ponderados.
Un ejemplo de objetivo para una persona de 45 años que haya decidido tener 110 menos su edad en renta variable (para que a medida que se hace mayor poder recuperar su dinero con seguridad llegada su jubilación):
Después de un año, en el caso del rebalanceo anual, todo se reajusta teniendo en cuenta que somos un año más expertos (me niego a decir “viejo”, que últimamente estoy “de cine”), y esto hace que el porcentaje de renta variable y renta fija se recalcule para controlar el riesgo. Consiguientemente cambia toda la ponderación de los activos.
Si el rebalanceo es por desviación sobre el objetivo, sólo habría que calcular las desviaciones de cada fondo. Imaginemos que la renta variable crece y uno de los fondos (por ejemplo, el indexado al mercado de USA) sobrepasa ese 5% que nos hemos fijado como límite para forzar un rebalanceo…
En el ejemplo, para rebalancear la cartera, deberíamos traspasar un 8% desde los fondos de renta variable hacia los fondos de renta fija, a ser posible en los porcentajes que hemos calculado para cada fondo.
Conviene reseñar, que afortunadamente, los traspasos entre fondos de inversión no tributan. Por lo que la operación de rebalanceo es “inocua” fiscalmente.
La simplicidad de gestión de esta cartera, no está reñida con su rendimiento: ha cerrado el ejercicio 2018/2019 (de San Ernesto a San Ernesto) con una revalorización del 11, 68%.
Y esa es toda mi “gestión” anual. Un poco de matemática y ya está. Volveré a ello el año que viene… ya sabéis.. más o menos el día de San Ernesto. 😉