Los que se hayan dado un paseo por aquí, a lo mejor leyeron en su momento y recuerden la historia inversora de «Miss Y».
Haciendo un breve resumen, os diré que «Miss Y», no tenía ni idea de inversión, pero como muchas personas sentía esa voz interior que le decía «tienes que hacer algo».
La diferencia es que «Miss Y», efectivamente hizo algo: tras una conversación que mantuvimos allá por el año 2011, compusimos un plan de inversión para el que no había que saber absolutamente nada de finanzas. Nada. Y lo único que le pedí fue un poquito de dinero, y sobre todo lo demás, mucha constancia.
Tan sencillo como suena. Tan real como pudisteis leer cuando conté su historia por primera vez: «Miss Y» empezó con 50 euros al mes en 2011, y en 2016 (fecha en la que yo conté su periplo inversor) acumulaba un pequeño patrimonio de 6708,65€.
Pero, ¿qué pasó con «Miss Y»?. ¿Siguió con su plan?¿Fué capaz de continuar su aventura inversora?.
Hace poco nos volvimos a ver, y como fruto de esa coincidencia, no encuentro mejor maneras de contaros lo que ha sucedido desde entonces:
Efectivamente, «Miss Y» ha seguido fiel a su plan. Los 50€ que estuvo dispuesta a perder «por probar» en 2011 se han convertido en 77,59€. Los 50€ que puso al mes siguiente «porque no había pasado nada», se han transformado en 80,54€. Los 50€ de su tercer mes, como continuó porque «al fin y al cabo tampoco la cosa varía tanto», valen hoy 77,40€… y así, hasta el día de hoy.
Los 6708,65€ de 2016 quedan atrás. En abril de este año, «Miss Y» había puesto de su bolsillo (tan poco a poco como se ve en su extracto) 8945€, y el valor de esos euros invertidos es de 11.164,96€. Mil fluctuaciones por el camino, pero a día de hoy ella ya se siente muy confortable con eso.
Si realizamos un análisis superficial, podremos concluir que «Miss Y» ha tenido suerte. Tanta, que en el momento que refleja este último extracto, ni siquiera las participaciones más recientes tienen minusvalía. Pero el camino no ha sido así, en el camino ha habido muchos altibajos que la constancia ha conseguido superar.
Una vez más, el tiempo se confirma como un muy buen aliado para poner orden en el aparente caos del corto plazo. Y si profundizamos un poco más en nuestro análisis siguiendo el hilo de la primera vez que conocimos a «Miss Y»… ¿cuánto deberían caer los mercados para que el extracto de «Miss Y» refleje una pérdida de dinero en sus primeras aportaciones?. Pues os facilito el cálculo: más de un 35%. No es imposible un descalabro de esta magnitud, pero no pasa ni mucho menos todos los días…
Por la parte que me toca, pues la verdad es que esta es de esas cosillas que le enorgullecen a uno: lejos de la tónica general, prácticamente lo único que le sugerí a «Miss Y» fue una cosa: constancia. Y algo aparentemente tan sencillo parece que está dando resultado.
Si le preguntamos a «Miss Y» sobre su experiencia, no nos sorprenderemos de escuchar cosas como «la verdad es que no me doy ni cuenta porque las aportaciones no son muy grandes» o «llegan a pasar varios meses en los que ni siquiera lo miro»… que se resume finalmente en un «parece que no… pero poco a poco la cantidad empieza a resultar interesante» y el inevitable «si lo llego a saber, hubiese empezado con todo esto muchísimo antes».
Y para concluir, una última reflexión: independientemente de lo que suceda (que el mercado suba, o baje, que se descalabre o que se vaya directamente a la luna), lo que sí que pasa, y sigue pasando, es el tiempo, que es como el viento que empuja el barco inversor de «Miss Y»… quien un día de 2011 apartó sus temores y se embarcó en un viaje que todavía no ha terminado y tiene visos de seguir por muchos años.
Y quien sabe… «Miss Y» es joven. El tiempo corre a su favor. Tal vez con un poco más de esfuerzo, con un poco más de suerte, y con la misma constancia, ¡alcance el puerto de la (f)independencia!
Desde aquí, de nuevo mi agradecimiento a “Miss Y” (nombre ficticio) por facilitarme una vez más su extracto y permitirme publicarlo aquí.