“Feliz cumpleaños, Ernesto Bettschen” es un artículo escrito por Ernesto Bettschen.
Feliz cumpleaños, Ernesto Bettschen.
45 años. Nada más y nada menos. Y tú que siempre que pensaste que tu fecha de caducidad eran los 27. No sé por qué. Pero aquí estas. 45.
Es una buena edad. No entraré en muchos detalles. Pero a mí me lo parece. Es un momento en el que todo lo que has vivido está ahí, con lo bueno y con lo malo, y ha sido la forja de lo que eres hoy. Y es lo que tienes, junto con lo que aprendas, para lidiar con el incierto futuro. La incertidumbre… es algo con lo que se aprende a vivir. Al fin y al cabo, hemos llegado hasta aquí, ¿no?
45. Y, hasta ahora, bien “amortizados”. Que me quede como estoy… No es una mala reflexión.
En este sentido, creo que he tenido que llegar a esta edad para interiorizar realmente la enseñanza de Fansworth de que lo más valioso de todo es el tiempo. El tiempo, que como el dinero, si se ha invertido bien, nos aporta una rentabilidad en forma de enormes recuerdos que de un modo u otro me siguen haciendo disfrutar. Que bien invertido, me ha permitido seguir en compañía de personas que siguen generándome enorme interés. Y que bien invertido, espero me reporte una renta a futuro en forma de inquietudes, retos, intenciones… Un sinfín de cosas que me hacen mirar hacia adelante con entusiasmo.
“El tiempo es lo más valioso del mundo”. Yo tampoco me cansaré de repetirlo. Cuando digo que he tenido que llegar a esta edad para interiorizarlo, puede sonar a tarea sencilla, Pero nada más lejos: ser consciente de la conjunción de esto con la imprevisibilidad del futuro, y llegar a aceptarlo, a mí, no me ha resultado tarea fácil. No es sencillo aceptar las posibilidades que la vida me ha enseñado no se rigen por probabilidad. La incertidumbre que nos pone delante el inescrutable futuro puede depararnos un final “abrupto”, o una existencia tal vez más larga de lo esperado. Incluso la situación “normal” es algo difícil de asimilar: los años van pasando. Y hoy es el primer día del resto de mi vida. Mañana no sé si estaré mejor o peor, pero una cosa es segura, un día más vivido es un día menos por vivir. Y es decisión mía hacer una inversión en tiempo a corto plazo.
Pero aquí también deben aportar algo esos 45 años de experiencia en este mundo: eso de vivir cada día como si fuera el último, suena fenomenal. La teoría es preciosa, pero en mi caso, la práctica es inasumible. La frase “soy comedido en mis excesos” es mía. Cada cual que la interprete como quiera, pero doy fe que pone en la balanza una existencia de disfrute. Y enfrenta lo inenfrentable: comedimiento y excesos. Estoy seguro que quienes me conocen, me dan la razón… 😉
Y ese balance entre comedimiento y excesos se alinea poderosamente con lo que Fansworth llama (f)independencia, y aporta un puntito de sensatez a la ecuación vital de uno. El “carpe diem” está muy bien… pero si el “carpe” de hoy, compromete el “diem” de mañana, a ver cómo te las ingenias para poder “carpe” mañana… No sé si me explico. El papel lo aguanta todo. La realidad, no tanto.
Y así, buscando el Santo Grial de la (f)independencia (que personalizado en Fansworth parece hasta alcanzable), el futuro tan incierto se vuelve un poco más generoso… y si el final es “abrupto”, creo que los míos no quedarían desamparados… y si, por el contrario, la cosa sigue… de momento creo que podrá seguir, espero que como hasta ahora: con un algo de comedimiento, y otro poco de exceso. Y mientras tanto, trabajando por mi (f)independencia.
45. Feliz cumpleaños, Ernesto Bettschen.