En una ocasión leí que lo que realmente nos diferencia de los animales no es la inteligencia en sí… si no la capacidad exclusivamente humana de imaginar escenarios que no han existido ni existirán. La capacidad de manejar situaciones alternativas a lo que está sucediendo en la realidad.
Así, en algún momento todos nos hemos planteado dejar de lado lo que hacemos para plantearnos un modo de vida más alineado con lo que nos gusta hacer. Pero la mente es traidora y, no sé si para bien o para mal, tiende a idealizar algunas de esas situaciones imaginarias que nos planteamos, y ese proyecto vital se dibuja en nuestra mente no sólo como una vía de escape de nuestra situación actual, sino como un alivio a casi todos nuestros males…
Pero, como digo, la mente es traidora, e intencionadamente elimina de su ecuación realidades que nos afectan directamente, y que en nuestro proyecto imaginario directamente no aparecen o lo hacen de forma difuminada.
Profundizo un poco más con un ejemplo: si tienes hijos, los tienes, y no por hacer lo que te gusta dejarán de estar ahí. Es más, es probable que lanzarte a materializar tu sueño tenga como contrapartida dejar de atender otras parcelas personales… y además, hacer lo que a uno le gusta no implica que eso sea lo que le gusta a los demás. Si no hay demanda de lo que tú sabes hacer, de lo que te gusta, o de lo que tienes en la cabeza, prepárate para recorrer un camino tortuoso.
Me viene a la cabeza una frase de Robert Frost: “By working faithfully 8 hours a day, you may eventually get to be the boss and work 12 hours a day”. (“Trabajando concienzudamente 8 horas al día, tal vez llegues a jefe para trabajar 12 horas al día”).
Es de ese tipo de frases resultonas pero que hay que matizar. Efectivamente, es probable que alcanzar ese puesto te suponga asumir responsabilidades que a día de hoy no tienes, pero casi seguro que el ascenso tiene su contrapartida económica. Mi enfoque es: ¿realmente el incremento salarial hace que el ascenso merezca la pena?. ¿En cuánto valoras una hora con tus hijos o haciendo lo que más te gusta sin tener en la cabeza “ruido” de tus obligaciones?
Y si tu proyecto es más personal y efectivamente quieres llegar a ser tu propio jefe… debes mirar muy mucho la consecuencia de tu proyecto personal… porque no serás el primero ni el último que una vez alcanzado ese sueño idealizado por la mente… empiece a echar de menos una vida pasada con la recompensa no agradecida de menos obligaciones y responsabilidades.
No quiero ser malinterpretado: no soy el que trata de quitarte la idea que tienes en la cabeza. Soy el que quiere que la lleves a la práctica con la mayor sensatez posible. Y con la mayor probabilidad de éxito. Y para ello, una vez más, nada como una dosis de “Realismina 500mg. ©”.
Tener el contexto de tu realidad, de tus posibilidades, del momento, de si es ahora o debes esperar… todo es importante. Pero también lo es el desidealizar la visión, tal vez engañosa, de ese escenario idílico en el que todo funciona con la precisión de un cronógrafo suizo.
Y creo que así es mucho más probable el éxito. Y lo que es casi más importante, tener una idea más real de lo que es ese éxito…