La existencia ha evolucionado de su ser normal a una existencia 2.0 que se vive en tiempo real. En muchos casos, tenemos “dependencia” de las pantallas. Móvil, tableta, ordenador… Vivimos conectados. (Nótese que no me excluyo de la ecuación: si salgo de casa sin mi teléfono móvil… no pasa nada… pero si es verdad que voy menos cómodo).
Y como parte de esa evolución a 2.0 de la que casi ningún ámbito se escapa, está la web 2.0, que absorbe de ese “estar conectado” que tanto nos gusta, para conocer de nosotros mucho más de lo que podríamos imaginar. Y, consiguientemente, elaborar un plan personalizado de “tentaciones a la carta”.
Si no crees que los grandes portales ya saben lo que te vas a gastar el año que viene, con una precisión bastante acertada, indaga un poco sobre el poder de los datos que gratuitamente vamos dejando por la red…
No quiero ser malinterpretado: soy un firme defensor de la existencia 2.0. Y soy de la opinión de que, con todas sus cosas, la vida 2.0 es más fácil… y mejor. No sólo están las tentaciones 2.0… sólo hay que echar la vista al pasado más reciente y ver los milagros que ha obrado la red en tiempo de crisis: infinidad de proyectos orientados al consumo colaborativo. Es sólo un ejemplo. Pero la red tiene vida propia, y si no corren tiempos de bonanza, la red actuará en consecuencia. Es un ente dinámico.
Y además, sin todo este tinglado, (f)independencia y su mensaje no llegarían a nadie 😉
Es verdad que abusamos un poco. Los datos de comercio online lo corroboran. Pero además ya verás qué de felicitaciones impersonales recibes este año… y en este sentido, aquí no hay grandes empresas detrás de estas acciones. Hay personas. Personas cercanas. Pero en muchos casos caemos en el conformismo de enviar/recibir una felicitación… que a veces ni siquiera es nuestra…
Combatirlo es tan sencillo como usar el teléfono para lo que es: para llamar, para felicitar las fiestas en primera persona, para quedar, y estrechar manos, y dar besos, y abrazos. Así de sencillo.
Y por eso desde aquí, tratamos de generar una conciencia sobre éste entono, porque una vez conocidas sus bondades y riesgos, y, con esa consciencia (que no es poco), podremos elegir entre hacer lo que la mayoría… con los resultados de la mayoría…
…o diferenciarnos del rebaño, aportar nuestro “caché personal”… y ser, en este sentido también, ¡un poco más (f)independientes!
¡Felices fiestas (2.0) a todos!